No Mercy vendría a traducirse como sin perdón o sin piedad. Y de eso trata este thriller policiaco coreano una historia de venganza y redención.
La trama se inicia de manera impactante pero calmosa. Encuentran el cuerpo de una chica joven descuartizada y pronto atrapan al asesino que se autodeclara como autor del crimen. Pero la confesión no es más que el punto de partida para una trama que se vuelve mucho más enrevesada cuando el detenido involucra personalmente a un reputado forense y le chantajea para que utilize tododos los medios a su alcance para que sea exculpado.
Aunque hay momentos de acción, en su desarrollo prima la investigación y la intriga con algún que otro giro inesperado que en su parte final desemboca en un completo drama. Sus últimos veinte minutos son desgarradores y finalizan con una truculenta sorpresa final como no había visto desde OldBoy. Muy recomendable para quien aun no sepa que en Asia se producen muy buenos thrillers como este.
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